lunes, 7 de noviembre de 2011

Crónica concierto de Obús

Supe de este concierto gracias a mi amigo Ichigo y, siendo Obús sólo me dije ¿Cuándo y a que precio? Me esperaba un buen concierto la verdad, me pille la entrada como dos meses antes, cuando aún valía 10 euros y tenía las expectativas altas, además vi que era el treinta aniversario del grupo para más inri, pero al igual que pasó con Barón Rojo, pensé que sería especial y así fue, pero luego me encontré con una estampa inesperada, algo que superaba las barreras de lo especial, algo que rompió con las expectativas de todo el público de la sala de la Riviera el día 5 de noviembre de 2011.

Apenas dos días antes del concierto descubrí que vendrían artistas invitados por Obús para la ocasión y, dado que no lo ponía en la entrada que yo adquirí me sorprendí bastante.

Al poco de entrar la sala se colapsó, algo extraño en una banda nacional a pesar de lo grande que sea, siempre viene mucha gente, pero raramente se llena. Pues se repitió la escena de Barón Rojo. La sala a rebosar de gente, es más fácil llenar la Riviera que el palacio de Vista Alegre, lo sé, pero siempre agrada ver un llenazo sea donde sea. El primer indicador de que se está acudiendo a algo mágico.

Pero cuando literalmente se abrió el telón, fue como ver una gran obra de teatro, o como ver una película taquillera, desde el primer instante se supo que eso iba a ser una bomba de la que se hablaría por mucho tiempo y eso que aún no se sabía bien que saldría... habría sorpresas... ¡Y que sorpresas!



En fin, el comienzo de los artistas invitados dio comienzo después de un show que durante casi la hora de duración que llevaba ya era de una calidad espeluznante que ponía los pelos como escarpias.

La primera aparición fue Carlos Tarque, cantante de M Clan. El público no podía salir de su sorpresa.


Por fin se empezaba a desvelar quiénes eran los artistas y sin duda fue una aparición inesperada. Cantaron juntos un tema y ¡Vaya tema! La cosa se fue animando después de ver los primeros atisbos de lo que sólo era una minúscula porción de la gran tarta de sorpresas que nos deparaba.

La siguiente aparición creo que fue Fito en el tema Dinero, lo que ya representaba la locura total... a partir de ese momento nos dimos cuenta de que ya no sabíamos que podíamos esperar de ese concierto, pero sin duda lo que faltase por ver iba a ser si es que cabía, aún más insólito.


El espectáculo, a pesar de que no es precisamente la palabra que define mejor toda la magia que había envuelta en el ambiente, adquirió aún más fortaleza y tonos de trivialidad, es decir, los espectadores nos sentíamos a cada momento más como si estuviesemos en nuestro hogar, el concierto se transformó lentamente en una fiesta sin parangón. Y así se demostró cuando Óscar de Lujuria, Los Suaves y compañía pisaron el escenario. Fue inédito, bebiendo birras y cócteles en medio del escenario como si fuese su puta casa... ¡Pero a mí me encanto esa actitud! Por que el público definitivamente pudo sentirse igual que cuando ves el partido de tu equipo favorito en la tele y ves que van ganando de goleada. Confort, euforia... Indescriptible, sin habernos dado cuenta estábamos en medio de una fiesta.



Y como toda fiesta siguió evolucionando de forma  demencial. Ya nadie sabía que es lo que iba a suceder a continuación, pero no importaba, porque cada sorpresa era más agradable que la anterior. Y la siguiente sorpresa fue la actuación de Duo Kie en el tema Cállate. Aunque no pegaba mucho en un concierto de rock poco importaba, y la verdad es que al final resultó ser estelar, como todo. El concierto de Obús logró ser toda una caja de Pandora.


Finalmente, concluyo siendo toda una orgía de emociones y de invitados, para finalizar Obús sacó a todos los artistas invitados al escenario, incluso Fortu sacó a una de sus hijas, chicas del público, cámaras... ¡Sólo nos faltó el perro! y por desgracia, la presencia de su antiguo y fallecido productor Tino Casal que en paz descanse. Hubo globos, confeti... en fin, no hay palabras para expresar la complicidad que existía en ese concierto, de la perfecta armonía entre el público y los artistas... maravilloso.


Para terminar. Un hombre que no sé quién sería, salió para dar las gracias a Obús por estar ahí estos 30 años (¡Y los que quedan!) de este maravilloso grupo nacional.


más de un millón de discos vendidos para obús... en fin, se lo merecen desde luego.

Hay algo en particular que me llamó la atención al final del concierto. Cuando salió ese hombre a hacer el agradecimiento y le dio a Fortu y Carlos la placa del millón de ventas, pude ver como a ambos integrantes de la banda se les escapaban lágrimas de emoción al ver como les quería su público y, aunque suene ñoño, fue una de las partes del concierto que más me gusto. El saber que ellos quieren de verdad a su público y hacen lo que hacen porque les gusta y se hace para que la gente, sus fans, nosotros, disfrutemos de un buen rato y olvidemos nuestras penas en sus conciertos. No sé como debieron sentirse exactamente, pero lo entiendo, y eso hace que les quiera aún más, ojalá que durasen treinta años más.

¡Por Obús!