sábado, 27 de noviembre de 2010

La mujer Triste

Buenas, esto lo escribí hará unos días y como creo que salió lo bastante bien, voy a atreverme a subirlo, a ver si os gusta.
Se titula La Mujer Triste y su tema principal es la tristeza de no tener cerca a la persona que amas.
Trata sobre una mujer que esta esperando el regreso de su marido y se entera de que él no volverá porque esta muerto. Es muy corto y escueto, espero que los disfrutéis ^^.

LA MUJER TRISTE

Yacía apoyada en su balcón, esperaba su dulce, dulce amor.
Las hojas caídas resentidas bajo el peso de la lluvia se deslizaban lentamente entrechocando con la ventana, y mientras la lluvia dibujaba su peculiar película en la ventana, la mujer acompañaba su ritmo con sus cristalinas lágrimas.

No volvería a sentir su cálido abrazo, ni el gozo de su regazo, sólo vería apagarse la luna, abandonándola en su amargura.

¿Por qué lloraba tan triste y desolada?, ¿Por qué no volvía aquel a quién tanto amaba?

Enterrados sus sueños bajo la fría alcoba, y más aún se encogía su corazón, al notar en un delirio de su mente que la habitación encogía.
Apenas podía soportar aquellos latidos desenfrenados que gritaban clemencia, un aviso inequívoco de que estallaría su pecho si él no llegaba.

Pasaron como cuchilladas en su espalda segundos, minutos y horas. El sudor inundaba su frente, sus músculos se tensaban rígidos como cables de acero, por último su bello se alzó como las escarpias, observó su imagen reflejada de pupilas dilatadas.

No aguantaba más la presión, su cuerpo estalló colérico contra Dios, trató de reflejar su odio rompiendo el televisor de una patada, rasgando las cortinas, lanzando sillas contra el vidrio de la ventana… pero pronto comprendió que estos tristes actos inútiles no servirían de nada.
Pensó en la mayor forma de desprecio a Dios, la muerte, quién a ella la creó tendría que sufrir su prematura destrucción para pagar el acto de no traerle lo que ella tanto deseaba.

En realidad poco la importó si seguía vivo… sólo quería una respuesta que la dejase escapar de la desesperación, daba igual cual fuese, cualquiera hubiese sido digna de ensanchar los muros de su habitación… el teléfono sonó.
Llamaron para comunicar que había muerto, si no hubiese roto el televisor ahora mismo podría ver en las noticas el accidente del avión en el que viajaba su marido, él era el piloto.

Simplemente tiró el teléfono recuperando su anterior furia, ¿Ahora que la importaba todo si ya no tenía nada? Pensaba que cualquier noticia podría calmarla, pero muy lejos de la realidad, la dejó aún más desolada.
Siguió con su plan antes de que las paredes, cada vez más estrechas, hicieran por ella el trabajo, no iba a morir de angustia, pues eso parecía querer el señor, moriría por su propia mano, ella tendría la decisión.

Colgó uno de los cables del televisor a la gran lámpara giratoria de su habitación, la sensación de que su estómago escaparía de su cuerpo producida por los giros, hizo que detuviese bruscamente el artefacto, con ello perdió el pulgar de su mano izquierda, pero, ¿Qué más da?

Ató su cuello a la cuerda y saltó decidida de la cama, convencida de que se vengaría de Dios por arrebatarle lo que más apreciaba.

Unos instantes después, llegó el marido a la habitación del hotel en la que su mujer le aguardaba, tan dulce… siempre esperando paciente su regreso. Pensó que se asustaría de la noticia del accidente y tal vez la llamaron, pues hubo un error con un pasajero que tenía el mismo nombre y que sí murió.

Al abrir la puerta se encontró con la terrorífica escena, lejos de dar parte, o simplemente llamar a recepción, el hombre sencillamente cogió otro cable suelto y junto a ella se ahorcó. El jamás podría vivir si no tenía alguien quién esperase su regreso.

escrito por Aitor González Domingo Ándres

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