jueves, 16 de diciembre de 2010

La Navidad...

La Navidad, esa asquerosa época del año.




La navidad, ¿Qué podría decir de la navidad? Ni siquiera me gusta, me parece horrible.




Una razón es Santa Claus, ese viejo bonachón de larga barba blanca que va repartiendo regalos
mientras viaja en trineo.

El Santa Claus original tiene sus orígenes en Holanda, allí la figura de Santa Claus es bastante
parecida a la que conocemos coloquialmente, aunque existen discordancias.

La primera es el traje, el del original es verde... ¿Por qué entonces cuando fue representado en
Estados Unidos se le vistió de rojo?

La respuesta es tan patética que dan ganas de llorar, publicidad amigos, simple y llana publicidad, además de una famosa
marca conocida por todos, y que alguna vez, casi me arriesgo a decir con certeza, que también todos
hemos consumido alguna vez alguno de sus productos, me refiero nada más y nada menos que a Coca-Cola.
En el anuncio de Coca-Cola se nos representaba Papa Noel de una forma más o menos parecida a que era
conocida en Holanda, en la que Santa Claus no es más que una fiesta popular, como aquí pueden ser las fallas de Valencia,
que busca hacer de moraleja para los niños.
Aunque la existencia de este personaje se remonta mucho más tiempo atrás del que parece, aunque no es momento como para darle más detalles al asunto




El color rojo y blanco no se debe sólo a la interesada campaña de la empresa coca-cola, pues ya existían dibujos anteriores que mostraban a este personaje con esta vestimenta tan popularmente conocida en la actualidad.



A mi esto de Santa Claus sólo me parece una manera más de sacarle dinero a la gente, haciéndonos creer que tenemos que darle algo a nuestros hijos y familiares... si regalo algo que sea por cariño o por mérito, no porque un señor gordo enjutado en un traje roji-blanco vaya a "repartir regalos", puesto que todos sabemos que no existe y vamos a comprar los regalos por nuestros propios medios y aún así seguimos creyendo que el señor gordo bajará por la chimenea en la noche para depositar el regalo que nosotros hemos comprado para ponerlo debajo del árbol... ha claro pero no existe ¿Cómo demonios va a hacer todo esto?



¿Se puede saber por qué razón se decoran árboles y las calles? Si me apuras, hasta resulta feo, tanta gente por las calles céntricas de la ciudad acudiendo a llamada navideña, y abarrotando centros comerciales sin dejarte espacio para respirar...



Aunque hay algo que me gusta de esta estúpida fiesta, y es la capacidad igualmente estúpida que tiene de reunir a la gente, aunque no por ello deja de adquirir cierto toque mágico.
A un servidor le resulta agradable reunirse con sus familiares a los que prácticamente no tiene otra ocasión para verlos salvo en esta "fiesta", a parte, es un día libre como cualquier otro.




Y se acabó, para mí hasta ahí llega la parte buena de la Navidad, todo lo demás es una basura, aunque socialmente hablando reúne, en cierto modo también destruye... la economía de las familias para satisfacer una innecesaria necesidad consumista y otras veces en las que, simplemente, las reuniones navideñas no siempre salen bien paradas, por decirlo de algún modo.




Por otro lado, la celebración del nacimiento de Jesús nuestro señor, tampoco me parece digna de mención, puesto que mi carácter es ampliamente conocido como de temperamento laico. Creo en Dios a mi manera, en que hay un ente superior a lo humano, pero no en las doctrinas de ninguna iglesia, por lo tanto no tiene sentido alguno que celebre tampoco el nacimiento de Dios, aunque mi odio a la navidad va más enfocado al ámbito consumista, no quiero meterme en asuntos que no me atañen.



Escrito por Aitor González Domingo Andrés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario