lunes, 11 de abril de 2011

Una tontería mientras estoy en el curro

Bueno, hoy como me aburro mucho en las prácticas voy a hacer un rato el lelo.

Comienzo mi historia plagada de recursos literarios, un aviso, no tiene ningún sentido, es en plan humor y espero que nos haga daño el uso de palabras mal sonantes que van a aparecer, y si os molesta, ya sabéis que me la trea floja. Un saludo.

El Hijo del Caco

Había una vez un hijo de un caco, el hombre se quedó manco  y tenía que mantenerlo a lo barato.

El manco que se quedó sin mano por un caco muy malvado que traficaba coca por el barrio y se metió su preciada mano en el ano.

Así pues, Alfred, el hijo del caco, con un coco privilegiado, se crío bajo una pobreza extrema por culpa de su papá Paco. Su mamá dejó su papá por los asuntos de coca, se enteró cuando el malvado caco se metió la mano de Paco por el ano. Ella no quería estar con tal fracasado, y al salir atropelladamente de su casa, un coche la pasó por el lomo y los perros que pasaban por allí se comieron insaciables sus restos.

Alfred, que por pobreza de un caco era pobre como una rata, se pasaba la vida dando la lata en el metro pidiendo limosna, a algunas chicas monas, y otras a hombres que parecían monos.

Como la vida de la limosna no le sacaba de la pobreza, el hombre recurrió a lo único que le quedaba, ser un vulgar caco como su padre, pero él no pasaría coca, el robaría bancos.

Así un día salió por la carretera, con una decisión de caco activa a robar el banco, saco en mano y sin intención de que su intento fuese en vano.

Por la ventana se coló con la ayuda de un gancho en el banco central y se topo con la vitrina del frío acero delante suya. Le escuchó el corazón como los médicos con su bata, resolviendo el acertijo capa a capa, con más paciencia que su vieja tía Paca, deseo poder beber mientras una fría copa mientras el sudor gélido se le resbalaba por la frente.

Al final sonó la alarma, pero nuestro intrépido amigo Alfred se llevó el botín a su casa, gracias a la ayuda de su amiga la saca.

Se gastó el dinero en putas, alcohol y malos vicios, y al final, cosa curiosa como su padre, acabó siendo un caco manco con el coco derretido y abatido por el ansía de ser algo.

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